Un león se hallaba durmiendo al sol, en la falda de una montaña, cuando un ratoncito, que jugaba con sus compañeros, saltó por casualidad encima de su cuerpo. El león se despertó y lo atrapó para comérselo. El ratón le pidió que lo soltara, pues no lo había hecho con malicia, sino por descuido y le prometió que si le perdonaba la vida, le pagaría cumplidamente. El león se echó a reír y lo dejó escapar.
Poco tiempo después el león tuvo la desgracia de caer preso en una red puesta por los cazadores. Oyéndolo el ratón gemir su desconsuelo, corrió adonde estaba.
-En otra ocasión -le dijo- te reíste de mí, porque no esperabas mi agradecimiento. No me he olvidado del bien que me hiciste.
Dicho esto, royó la cuerda con sus pequeños dientes y liberó así al león.
Incluso los más poderosos necesitan la ayuda de los humildes.
ola
ResponderEliminarOLA
EliminarCOMA CULO
EliminarEs hola no ola tont@
EliminarQUE LINDO
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